dilluns, 9 de juliol del 2012


¿CUANTO VALE UNA VIDA?



            No es una pregunta retórica, y aunque nosotros no tenemos la respuesta, al parecer los directivos de Marina Salud S.A. si la tienen. Al menos eso se desprende de su anuncio de que los servicios de urgencia nocturnos  de siete pueblos de la Marina Alta no son ‘rentables’ y por lo tanto van a desaparecer. La rentabilidad significa un beneficio económico, y los servicios de urgencia de proximidad significan salvar vidas. Es una difícil ecuación en la que las matemáticas no tienen, no deberían tener, la última palabra. A ninguno de nosotros nos gustaría formar parte de esas cuentas diabólicas en las que nuestras vidas o las de algún familiar cercano o amigo son tasadas como algo digno de ser salvado, o no, según su rentabilidad económica.

            Los profesionales sanitarios de los Centros de Salud de Ondara, Vergel, Gata y Pedreguer, esos mismos centros de salud que Marina Salud S.A. quiere cerrar por las noches,  llevan veinte años formándose y actualizándose en Reanimación Cardiopulmonar Básica y Avanzada, esa técnica que sirve para que una persona con un infarto de  miocardio salve su vida antes de llegar a un hospital, o en atender un cólico nefrítico, esos que dicen que duelen tanto como un mal parto, o en resolver un accidente laboral, doméstico o deportivo con inmediatez. No nos cabe duda de que muchas urgencias atendidas en los centros de salud son banales y revisten poca gravedad, pero solo con que resuelvan una urgencia vital están más que justificados.

            No nos ponemos melodramáticos, solo hacemos memoria, cuando recordamos que hace apenas 3 años fue necesario que una niña estuviera a punto de morir en Jávea para que aumentaran el personal de guardia de ese centro de salud de un médico y una enfermera a dos médicos y dos enfermeras. El mismo personal que Marina Salud S.A. volvió a reducir a principios de este año, porque al parecer la memoria es floja y los números son obstinados.

            Ahora van más lejos y quieren dejar a siete pueblos de la comarca, los cuatro ya mencionados más  Els Poblets, Beniarbeig y Benidoleig sin ningún tipo de atención sanitaria nocturna. Volvemos a hacer memoria para recordar que antes de que se construyeran los centros de salud, allá por los años 80, todos y cada uno de los pueblos tenía su personal de guardia, el cual atendía a la población con su buen hacer y sus escasos medios. Los centros de salud fueron un gran avance, tanto en medios humanos como materiales. Cuando se diseñó la atención primaria de salud  ya se sabía que ofertar la atención sanitaria durante las 24 horas de cada día suponía un esfuerzo económico por parte de toda la población, pero al mismo tiempo  un paso de gigante en la calidad de la atención a la salud de las personas.



Después de tantos años parece que ahora los ciudadanos de la Marina Alta tenemos menos categoría ya que no tenemos derecho ni siquiera a tener personal de guardia en nuestras poblaciones, es decir, que de  pronto vamos a retroceder 40 ó 50 años en cuanto a atención sanitaria.

            Se nos ha comunicado que tendremos que acudir al Hospital de Denia y nosotros nos preguntamos, si actualmente hay que esperar de cuatro a seis horas para ser atendido ¿Cuánto tendremos que esperar cuando estos siete pueblos se queden sin urgencias? Si ahora se colapsa con frecuencia ¿no estará permanentemente colapsado? Para su información tenemos que decirles que la actual plantilla del servicio  de urgencias del Hospital de Denia es limitadísima para una población de 120.000 habitantes en invierno y más del doble en verano, de ahí su escasa eficacia al resolver urgencias. Juzguen ustedes mismos si eso es razonable. No les preguntamos si es rentable porque a buen seguro que lo es.

            Desde esta plataforma para la defensa de la sanidad pública de la Marina Alta queremos decirle a la población que no se quede parada, que se movilice, que hable con sus representantes políticos y que haga todo lo posible para no perder su dignidad como personas ni su derecho a una atención sanitaria mínimamente razonable. Esta medida tan perjudicial para los ciudadanos no es la primera, ni será la última, ya que el ansia de beneficios de una sociedad anónima no conoce límites. Queremos decirles que tendrán que empezar a acostumbrarse a luchar por aquello que es suyo por derecho, porque el único objetivo de una sociedad anónima es repartir dividendos entre los accionistas y no, desde luego, trabajar para conseguir una sociedad más justa.

            Queremos decirle a los directivos de Marina Salud S.A. que reconsideren su postura, que sean razonables, y si realmente son tan buenos gestores como ellos dicen que busquen otras formas de mejorar la rentabilidad de su empresa con medidas que no afecten ni a la calidad ni a la cantidad de la atención sanitaria de nuestra comarca.

            Por último queremos decirle al señor Conseller de Sanitat que prohíba terminantemente esta medida y otras similares que puedan intentar en el futuro. Como máximo representante de la sanidad valenciana debería ser consciente de lo que aquí nos jugamos todos.

            Señor Conseller, la sanidad pública no se inventó para darle a ganar dinero a sociedades anónimas, sino  para conseguir, con el esfuerzo de todos, tanto los profesionales sanitarios como los ciudadanos que la sufragan con sus impuestos, una sociedad más justa donde todo el mundo tenga derecho a la salud independientemente de sus ingresos. Al igual que las pensiones de los jubilados, no necesitan ser rentables para ser justas.

            Antiguamente cada vida tenía un precio, aquel que cada uno podía pagarse por la atención médica, pero eso, afortunadamente pasó a la historia. Ustedes parecen empeñados en hacernos retroceder 50 años pero no vamos a consentirlo porque hoy en día, señor Conseller, una vida no tiene precio.




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